Para el reencuentro

Si un día finalmente nos tenemos que separar, que no sea un adiós si no un hasta luego. Que sea para reencontrarnos tiempo después, así sea en el invierno de nuestras vidas, y más allá de lo curtido que pudieran lucir nuestros rostros por el paso del tiempo, quiero que podamos reconocernos inmediatamente.

Quiero seamos capaces de recuperar a conciencia este sentimiento de donde sea que haya permanecido guardado todo este tiempo, y más allá del añejamiento, de los aromas y sabores que le haya ganado a la vida,  quiero descubrir que sigue siendo tan bueno como cuando éramos aún jóvenes.   

Quiero que no exista necesidad de palabras, que aún conservemos este lenguaje silencioso de miradas adivinas y sonrisas cómplices, que baste un instante para entendernos, para saber lo necesario el uno del otro. Quiero ser capaz de comprobar que aún después de tantos años de ausencia, de no vernos, permanecimos imbatibles ante esa manía del tiempo de convertir a todo mundo en extraños.

Quiero que nuestro reencuentro sea algo feliz que desborde el tiempo, que tengamos mucho que contarnos y ninguna necesidad de hacerlo. Si nos separamos esto quiero para cuando seamos algo más viejos y no encontremos nuevamente.

Pero hoy somos jóvenes aún y no nos despedimos todavía.

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