Algo que decir


Ciertas palabras tienen mucho poder, son capaces de trasmitir coraje, dar confianza o hasta convertirse en motivo de una que otra sonrisa. Claro que para ello deben de ser sinceras pues su fuerza radica justamente en su origen, en que nacen en... en un lugar muy dentro de nosotros al que definitivamente no llamaré corazón porque esa es ya una idea muy trillada, mejor lo llamaré cebolla, no mejor muffin, sí, todos tenemos un muffinsito dentro de nosotros que funciona como núcleo, concentra nuestra esencia más elemental, más pura. Digamos que si nuestra alma pudiera ser clonada, de ahí se tendría que obtener la muestra, el "material genético".

Pero bueno, decía que hay ciertas palabras muy poderosas que nacen espontáneamente, palabras que son gratuitas y que hacen un gran bien con solo pronunciarlas, palabras que sin embargo la mayoría de las veces decidimos callar.
      
¿Por qué lo hacemos? ¿por qué las callamos? creo que es principalmente por miedo, no a tanto al acto de decirlas en si mismo, si no a las consecuencias, a lo que se puede hacer con ellas, a que puedan volverlas en nuestra contra y que el poder que confieren sea usado para lastimarnos o humillarnos.

¿Y saben que? va a pasar, más de una vez casi seguro ¿pero justifica eso que vivamos con temor a decir algo que nos nace? ¿justifica esas cuantas veces, esos cuantos golpes, que nos guardemos un halago o un te quiero? ¿vale la pena que privemos a alguien de saber que la estimamos, que la admiramos, que es bonita o que luce hermosa, solo por miedo?

Creo que no, yo creo que vale la pena decir lo que nos nazca decir en el momento, porque al callarlo no solo estamos dejando de compartir algo bueno, estamos contribuyendo también a cultivar inseguridades, miedos, temores y ayudamos a perpetuar el ciclo.

Hombre, mujer, si hace tiempo que no escuchas lo bueno que eres, si hace tiempo que alguien no te dice que eres increíble, que te admira, o simplemente señala algunas de las muchas cosas buenas que hay en ti, o peor aún, si nunca lo han hecho, no significa que no existan, que no este ahí, que no tengas cientos o miles de cosas dignas de apreciar, de compartir, es simplemente que existe el miedo.

Por fortuna podemos cambiar eso y es tan simple como arriesgarse un poco, es tan sencillo como darse cuenta que vale la pena recibir uno que otro golpe por la mera posibilidad de motivar una sonrisa.

Así que espero sinceramente que hoy seamos capaces de ver a alguien a los ojos y seamos incapaces de guardarnos todo aquello que nos nazca decirle: cuanto nos importa, cuanto la queremos, la gran persona que es, lo agradecidos que estamos de que esté en nuestra vida, espero que hoy tengamos la oportunidad de regalar algo más que parte de nuestros miedos, las sonrisas harán el resto.

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