Intervalo
Pero no pienso conservarlo todo, a mí nunca me gustaron los finales, si de acotar esta historia se trata me quedo con los tiernos pliegues de tu sonrisa, esas pequeñas curvas que citan a tus labios junto a todas las palabras que habrá de arrancarles el tiempo. Y los besos, cuantos besos, te besé los labios y la sonrisa, porque cuando estabas conmigo creo que siempre logré dibujarte una.
Me quedaré con la admiración que siento por ti, con lo mucho que me gustaba verte trabajar, pensar, hacer, deshacer, tejer realidad a partir de la nada, con ese hilo que solo unos pocos logran ver y que yo al igual que tú, miraba, porque mis ojos son como tus ojos, se inundan por los mismos pretextos, cubiertos de la misma sustancia.
Y te lo decía, y te halagaba, y me halagabas, y nos empapábamos mutuamente en confianza, y no nos empalagaba la miel de la mutua adulación porque nunca fue eso, fue más bien un reto a crecer, a ser mejores, juntos, codo a codo.
Eres la otra mitad de mi cerebro, me decías, y nos volvimos cómplices, con pláticas solo para nosotros, fabricando pretextos para escaparnos, para perdernos y descubrir que a veces era más fácil encontrarnos con las luces apagadas. Me besaste las inseguridades y yo tus defectos imaginarios, porque nunca logré encontrar uno solo que fuese real, y me dijiste que nos mirábamos muy bien juntos mientras el espejo me tatuaba esa imagen en el alma.
Y me acostumbré a tus gestos, a la perfección de tu cuerpo, a tus juegos, a lo que te gustaba y a lo que no, y tú te acostumbraste a mí, a la manera en que pasaba mi manos por tu cabello, por el contorno de tus cejas, a contar conmigo, a que siempre te escuchara, a que compartida la tristeza es menos pesada, a descubrir que el que te tomaran de la mano no eran tan incómodo como antes pensabas. Y a respirar tu aliento, al perfume de tu cabello, de tu cuerpo, y a las constelaciones en el cielo de tu espalda. Y amé dormir contigo, abrazado a ti, velando tus sueños, muchos de ellos volviéndolos también míos.
Me gusta que tengas la edad que tienes, me decías, cuando te agradaba alguna de mis respuestas, y yo me sentía más sabio y maduro de lo que jamás llegaré a ser. Y a mi me gustabas toda tú, del cabello a las cicatrices, de los sueños a los recuerdos de días tristes, el como pensabas. Y quería cuidarte hasta cuando no estuve, hasta en aquellos momentos difíciles que viviste antes de que pudiéramos conocernos.
Nunca olvidaré cuando intenté molestarme contigo por un absurdo, bastó un segundo para echar abajo ese torpe intento, te vi esforzarte en tu trabajo como lo haces siempre y cuando me descubriste no fue para quejarte o pedir ayuda, solo buscaste mis ojos y me regalaste la más bella y tierna de la sonrisas. Te la devolví e hice las pases con mi orgullo, y desde ese momento supe que contigo no podría enojarme, porque así eres tú, te esfuerzas al límite, lo das todo y lo haces con una sonrisa, aunque a veces me hables al final del día llorando de cansancio. Como poder enojarse cuando me dicen "se pone feliz cuando tu llegas", no me importa que no haya sido así siempre, para mi bastó con una sola vez.
Cuantos planes para conquistar el mundo, charlas mirando al techo un poco más ligeros que de costumbre, cuantas veces intentamos esconderte de la melancolía en un abrazo, cuantas veces funcionó, cuanto extrañarnos en tan poco tiempo, cuantas ganas de dar, cuantas veces te colgaste de mi cuello, cuantos intentos de besos frustrados por ojos curiosos, cuantas veces me sorprendiste por tomar el riesgo, se siente bien sentirse en deuda y siempre querer dar más sin sentir que no estamos recibiendo suficiente.
Y ahora que sigue, no lo sé, quizás ha llegado la hora de pagar por todo esto, quizás es momento de decirnos adiós y despedirnos con una sonrisa sin arrepentirnos de nada, quizás es momento de volver eterno este pequeño intervalo, algo a lo cual poder regresar a través de los recuerdos cuando la vida amenace con ponerse oscura. Espero no tengamos que hacerlo, que podamos reemplazar todo esto por cosas aún mejores y que nunca nos olvidemos pero tampoco tengamos que extrañarnos.
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