Un delfín en el año nuevo
Durante las pasadas vacaciones decembrinas aproveché para visitar a mis papás y de paso tomarme un pequeño descanso del ritmo de vida de la ciudad, algo que he venido haciendo en años recientes con excelentes resultados. Como en ocasiones anteriores decidí llevarme mi cámara fotográfica porque disfruto mucho pasar una buena parte de mi tiempo libre fotografiando la naturaleza y ese rinconcito de la Baja donde ellos viven tiene mucho que ofrecer en este sentido.
Con las caminatas y paseos en kayak de los primeros días pude fotografiar bastantes aves así que quise destinar los últimos días de mi estadía por aquellas tierras a visitar a los delfines pues ya más o menos tenía una idea de dónde y a que hora solían reunirse para alimentarse aprovechando la marea.
Y así lo hice, logré algunas buenas fotografías pero como la que tenía en mente se me seguía negando regresé una vez más el día primero de enero a la playa buscando lograrla. Me encontré de nuevo con un grupo de delfines, estuve tomando algunas fotografías más y fue entonces cuando noté a lo lejos lo que parecía ser el cadáver de un animal.
Cabe destacar que no es raro encontrarse cadáveres de animales varados en la playa, de hecho en los días previos ya me había topado con los restos que dejaron los zopilotes aura de un par de tortugas y supuse que podría tratarse de algo similar, lo que no esperaba era toparme con el cuerpo de un delfín. Me impactó que se tratara de un animal tan grande y también que fuera de una especie con la que hasta había empezado a sentir una especie de conexión después de todas las horas que había dedicado a observarla durante los días previos sin otra compañía que mi cámara.
A medida que me acercaba pude notar algunas heridas en su vientre provocadas por las aves, (zopilotes en su mayoría) pero eran bastante superficiales y no parecían ser las responsables de que aquel animal hubiera terminado tan lejos del agua, también me llamó la atención una especie de lagrima de arena que se le formó en su ojo probablemente al abandonarlo la poca humedad que le quedaba. En eso estaba cuando de pronto escuché un sonido muy agudo y me tomó unos instantes más darme cuenta que estaba saliendo de él.
Corrí de regreso a la casa o al menos lo hice en parte, la realidad es que no aguanté todo el tramo porque a la arena no le importa si juegas fútbol o no, igual te hace las cosas un poco más complicadas, aún así creo que llegué bastante rápido. No tenía un plan claro pero sabía que necesitaría al menos una cubeta y mis botas, no pensé en pedir ayuda porque no sabía sí era demasiado ingenuo lo que intentaba pero al llegar, mi papá me preguntó qué pasaba y medio sin aire le conté sobre el delfín mientras tomaba mis cosas. Una familia amiga de la nuestra que estaba de visita escuchó, rápido se sumó y caminamos todos rumbo a la playa.
Al llegar le eché algunas cubetadas de agua al delfín lo que pareció animarlo bastante y de paso a mí porque el sentimiento de haber involucrado a todos en una probable causa perdida fue gradualmente reemplazado por algo de esperanza. Dejé la cubeta a un lado y alguien más se hizo cargo de ella, los demás intentamos mover al delfín como pudimos empezando por liberarlo de la arena donde estaba parcialmente incrustado. Dado su peso y lo difícil que resultaba intentar levantarlo o jalarlo sin lastimarlo, terminamos rodándolo, no sin que me preocupara bastante lastimar sus aletas pero dadas las circunstancias y lo apremiante de la situación me pareció que no era momento de ponerse quisquilloso.
Al final logramos llevarlo hasta la orilla y con la ayuda de una amiga que se encargó de darle el último empujón, empezó a nadar, con un poco de dificultad al principio pero con más y más fuerza cada vez hasta que se perdió de nuestra vista. Creo que fue un momento feliz y muy satisfactorio para todos, casi de película.
Después de esto todos regresaron a casa, yo decidí quedarme algunas horas más, en parte para seguir con mis fotografías y en parte para asegurarme de que que el mar no traería a ese delfín de regreso a la orilla. Y no regresó, tenía ganas de vivir un poco más y creo que realmente lo logró, quizás hasta es uno de los que aparecen en las fotografías que tomé después esa misma tarde, nunca lo sabré pero me gusta imaginarlo. Como sea, fue una manera bastante peculiar de iniciar el año.
- Omití nombres porque siento que antes de mencionarlos debería pedir permiso a las personas involucradas y al mismo tiempo no veo como pudiera hacer eso porque... bueno, es solo un blog personal, pero aún así que sepan que estoy muy agradecido por lo que hicieron y les doy todo el crédito por ello -
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