Penúltima estación o mis muchas dudas sobre como ser feliz.

Si me dicen que la felicidad es un estado emocional que se experimenta cuando se cree haber alcanzado una meta deseada asumo entonces que para ser feliz es necesario antes que nada fijarse esa, o esas metas ¿no?, luego dejarse la vida en lograrlas para experimentar finalmente esa recompensa a tu esfuerzo que sería la felicidad.

Supongo entonces que se debe de ser cuidadoso a la hora de elegir dichas metas, no vaya a ser que las pongamos muy altas y alcanzarlas resulte una tarea de antemano imposible y simplemente nos estemos torturando a nosotros mismos negándonos la felicidad. Eso me pone a pensar (poquito), ¿y qué pasaría si en lugar de grandes y complicadas metas nos fijáramos metas pequeñitas y simples? tendríamos así asegurada un ración diaria de felicidad ¿no? Bueno, a muchos antes que a mí se les habrá ocurrido ya eso pero como no veo a muchas personas aplicándolo supongo que la cosa no es tan simple, quien haya inventado todo el proceso para ser feliz seguramente pensó en eso y dijo: “ah no, no va a ser tan fácil”.

Entonces supongo (sí, yo soy todo suposiciones y muy pocas certezas) debe de haber algo así como un sistema de recompensas, si la meta es pequeña, entonces la felicidad que te toca por haberla conseguido debe de ser también pequeña, algo proporcional al esfuerzo vaya. Bueno, ser ambiciosos es parte de nuestra naturaleza así que seguro por ahí va la cosa, nadie le tira a poquita felicidad, es mejor ir por los premios gordos. Metas grandes entonces.

Sin embargo me surge otra duda, suponiendo que mis metas son elevadas y por azares de la vida logro conseguirlas todas, ¿cuánto me va a durar esa felicidad? si me dicen que es efímera, que dura solo unos instantes, unas horas, unos días, no me están motivando mucho. Digo, la sola idea de pasarme la vida fijándome meta tras meta tras meta para disfrutar pequeños lapsos de felicidad se antoja bastante cansada.

No sé, aún no estoy convencido, y cuando algo no me convence mi principal vía de escape es decir: "funcionará para los demás, no para mí, yo soy diferente, no me ajusto a estándares", sí, creo que eso haré, digo a fin de cuentas ver la felicidad así sería como creer que el sexo es pura chamba, un medio para conseguir un fin, el orgasmo, y solo alcanzándolo podremos experimentar un poco (o un mucho) de felicidad, cuando la realidad es que uno disfruta todo el "proceso", y no estoy hablando solamente del acto sexual, si no me voy aún más atrás, desde las primeras sonrisas, los primeros besos, las primeras caricias, hasta el momento exacto en que te sabes que ella es tuya y tú de ella y te pierdes en sus ojos y los cuerpos se funden en... perdón, creo que me dejé llevar.

En fin, la cosa es que me gusta más esta otra idea, la de disfrutar de todo el proceso, la de distribuir la felicidad en el camino, en el hacer, en el esforzarse, no solo en la meta. Así si se alcanza la meta, estupendo, bienvenida esas dosis de felicidad, si no, pues no pasa nada porque mis expectativas no estaban puestas todas en un punto, sino que ya fui feliz por tan solo intentarlo.

Tengo fe en este otro método para procurarse la felicidad porque si bien les mentiría si les dijera que ahora mismo soy completamente feliz (día malo), si lo he sido ya bastantes veces, y muchas de ellas por accidente o mera casualidad, sin metas de por medio, a veces ha bastado una sonrisa, un cumplido, un abrazo, una buena compañía, un “también te quiero” o simplemente el ver a otras personas intentarlo.

Pero que conste, nada de conformismos, es fundamental tener metas, es solo que para que negarse algo que desde un principio siempre ha dependido de nosotros mismos, así es, ese que inventó las reglas de cómo ser felices, el sistema de recompensas y todo lo demás no es otra persona que nosotros mismo, nosotros decidimos cuando podemos o no ser felices, nosotros hacemos las reglas y nosotros podemos cambiarlas. Puede ser un poco complicado pero la realidad es que es posible.

Y si, este es un texto lleno de suposiciones, de sarcasmo y de dudas, aquí no hay filosofía, ni autoayuda ni nada de eso, y desde luego tampoco pretendo que encuentren aquí alguna respuesta (no me culpen, eso deberían saberlo de antemano). Soy mas bien de la idea de que cada quien necesita buscar esas respuestas en si mismo, así que en resumen, este es solo un texto para pasar el rato porque el psicólogo sale caro y ¿les comenté que no es mi mejor día?.

No les puedo devolver esos 5 minutos de su vida pero les prometo luego hacerles un buen dibujo.

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Me he dado cuenta de que algunas personas en su afán de sabiduría, de conocimiento, de sentirse cultos, llegan a un punto en la vida en el que saben, o más frecuentemente, creen saber, tanto y de tantos temas que manejan un raro nivel de entendimiento que les hace ver rituales donde antes había demostraciones de afecto, convencionalismo en donde antes había espontaneidad y sinceridad, culpas o egoísmo, donde antes había muestras de solidaridad, instintos, tácticas y mera supervivencia donde antes había romanticismo y amor.

Quizás soy idiota por pensar que me alcanzará la vida como para que tenga que preocuparme de tal peligro, pero es mejor si nunca me le llego a acercar siquiera, yo no deseo llegar a tal nivel de entendimiento, ni de sabiduría (o egocentrismo), ni de conocimiento, me basta con llegar a ser lo suficientemente inteligente como para reconocer cuando me estoy acercando a algo remotamente parecido a ese punto, y entonces no dar nunca esos últimos pasos, simplemente quedarme ahí, en la penúltima estación de la vida, del saber, donde el amor y romanticismo aún siguen de moda, tienen significado y no son solo palabras en desuso, porque sospecho que en esa estación se baja también la felicidad.

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