Elucubraciones, serpientes, cambios.
Creo que así como las serpientes mudan su piel, las personas también nos despedimos de una pequeña parte de nosotros cada cierto tiempo, vamos dejando atrás fantasmas de nosotros mismos impulsados por una necesidad constante de seguir creciendo. ¿Cuantas personas distintas llegamos a ser en una misma vida? ¿cuantas
veces nos tenemos que reinventar?.
A veces me sorprendo leyendo viejos textos que escribí en algunas de mis muchas noches de insomnio (si se le puede llamar insomnio a poder dormir pero no querer hacerlo), textos producto más de la necesidad del momento y de buenas intenciones que de una verdadera vocación por las letras.
Mentiría si dijera que no me causa cierta incomodidad leerlos, pero también he de confesar que la mayor parte del tiempo ni siquiera recuerdo haberlos escrito. En ocasiones apenas si alcanzo a vislumbrar leves sombras de mi personalidad entre sus lineas, otras tantas no reconozco en ellos una sola de mis palabras. Es como si estuviera leyendo a alguien mas, mejor para mi por que esto me permite poder compartirlos sin tanto problema, a fin de cuentas si no reconozco las palabras como mías, mucho menos podrían sentirme avergonzado por lo que dicen.
Con los textos más recientes la cosa es un poco más complicada, aún hay demasiados conexiones entre sus palabras y mi realidad, sin embargo igual termino compartiendo muchos de ellos, esperando que a fuerza de repetirlos, de releerlos, su impacto se diluya o bien me vuelva inmune a las emociones que me evocan, a fin de cuentas si esto no funciona no tendré que esperar mucho tiempo antes de ser otra persona y que esos textos se también vuelvan ajenos.
A veces me sorprendo leyendo viejos textos que escribí en algunas de mis muchas noches de insomnio (si se le puede llamar insomnio a poder dormir pero no querer hacerlo), textos producto más de la necesidad del momento y de buenas intenciones que de una verdadera vocación por las letras.
Mentiría si dijera que no me causa cierta incomodidad leerlos, pero también he de confesar que la mayor parte del tiempo ni siquiera recuerdo haberlos escrito. En ocasiones apenas si alcanzo a vislumbrar leves sombras de mi personalidad entre sus lineas, otras tantas no reconozco en ellos una sola de mis palabras. Es como si estuviera leyendo a alguien mas, mejor para mi por que esto me permite poder compartirlos sin tanto problema, a fin de cuentas si no reconozco las palabras como mías, mucho menos podrían sentirme avergonzado por lo que dicen.
Con los textos más recientes la cosa es un poco más complicada, aún hay demasiados conexiones entre sus palabras y mi realidad, sin embargo igual termino compartiendo muchos de ellos, esperando que a fuerza de repetirlos, de releerlos, su impacto se diluya o bien me vuelva inmune a las emociones que me evocan, a fin de cuentas si esto no funciona no tendré que esperar mucho tiempo antes de ser otra persona y que esos textos se también vuelvan ajenos.
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