Día nublado

Me cuesta entender que haya personas a quienes no le gusten los días nublados o que incluso los encuentren deprimentes. Si bien los días soleados siempre serán bien recibidos (más si se tiene la fortuna de vivir cerca del mar como es mi caso), los días nublados no dejan de tener su encanto.

Personalmente encuentro muy agradable la iluminación, la forma en que se matizan los colores que pareciera darle a todo una aire muy cinematográfico. La humedad en el aire, la manera en que el amarillo de las luces, como la de los faroles encendidos en pleno día, contrasta con los tonos azulados y grisaseos del entorno, el olor del pasto húmedo y para hacerlo aún más memorable, el aroma de una pieza de pan o, por que no, un pastel cocinandose en el horno. Esto siempre me trae buenos recuerdos.

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