¿Qué cómo estoy?


¿Qué cómo estoy? me preguntas, magnificamente, te respondo, y no miento, para ser una víctima más de esta inseguridad rampante, de tus gestos ladrones que me han despojado ya de todo incluyendo bienes vicerales, yo diría que estoy todo lo magnificamente bien que se puede estar.

No me crees, desde luego, nunca fue fácil engañarte, pero me dejas ser.

Y que más puedo hacer que ser, yo mismo, un poquito parecido a ti, apenas una pizca, con dudas y sueños, más de los segundos que de los primeros, con las guardias a las distancia, con las renuncias a ti por las tardes, con los reencontrarte por las madrugadas, con las promesas a mí mismo de que es momento de dejarte ir, de que ese tiempo, mi tiempo, ya pasó, solo para que tu sonrisas, tus miradas, un simple "hola" derriben en mi toda intención, cualquier torpe proyecto de fuga.

Me encataría que mis razones fueran tan simples como el miedo a la soledad, que todo se resumiera a no querer pasar sin compañía una fecha en el calendario. La realidad es más compleja, lo mío es un sentir atemporal, un sentir que no sabe de días pero entiende de momentos y de oportunidades perdidas.

¿Qué cómo estoy? preguntas, ¿cómo estás tú? o mejor no me conteste, no quiero saberlo, la vicera robada se marchitaría en su abandono si se enterara por mí que pese a todo tú no eres feliz.          

El tentador ojalá... ojalá no, ojalá todavía.

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